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Problemas dermatológicos «Los cambios en el estado nutricional que alteran internamente la estructura y la función de la piel también pueden afectar directamente a su apariencia» Epidermis Es la capa más externa, responsable de muchas de las funciones barrera de la piel. Constituye una barrera impermeable que frena el paso a casi todos los agentes externos y microorganismos. La zona de los pies y la palma de las manos es más gruesa, y en los párpados tiene menos grosor. La epidermis está constituida por varias capas con células superpuestas, desde la más profunda a la más superficial —capa basal, capa espi- nosa, capa granulosa y capa córnea—, donde encon- tramos los queratinocitos, que son células muertas. Esta capa está presente en toda la piel menos en las mucosas. Dermis Es la red de soporte estructural y nutritivo debajo de la epidermis. Resulta la capa más grande y la que da el verdadero sostén a la piel, con un sistema de fibras entrelazadas donde destacan las fibras de colágeno, las fibras elásticas y las fibras de reticulina. En esta capa encontramos los vasos sanguíneos que irrigan toda la piel, las terminaciones nerviosas y los anejos cutáneos, como pelos, uñas y glándulas sebáceas y sudoríparas. Hipodermis Es la capa más interna, donde se encuentran los fibro- blastos y las células adiposas, que aportan amortigua- ción y aislamiento térmico a la piel. Mucosas Son los tejidos epiteliales especializados en recubrir los conductos y cavidades expuestos al medioambiente, incluidos los órganos digestivos (cavidad oral, faringe, esófago, estómago, intestino delgado, colon y recto), los respiratorios (mucosa nasal, tráquea y bronquios), los urológicos (uretra, vejiga, uréteres), los genitales feme- ninos (parte de la vulva y de la vagina) y del interior del ojo. Tienen funciones de gran importancia, como la defensa frente a patógenos y segregar moco para que las cavi- dades no se sequen y se mantengan lubricadas e hidra- tadas. Principales alteraciones de la piel Cuando alguno de los componentes de las diferentes capas de la piel está alterado, pueden presentarse enfermedades o afecciones cutáneas características, como la dermatitis, la psoriasis, el acné... Además, a medida que envejecemos, la piel va sufriendo cambios inevitables que se traducen en la pérdida de flexibilidad, densidad o firmeza, e incluso cambios en la pigmentación. La radiación solar, el estrés, el taba- quismo, los cambios hormonales, la alimentación, la hidratación e incluso el estado de la microbiota intestinal son algunos de los principales factores que pueden acelerar el envejecimiento natural de la piel, o bien ser una de las causas o agravantes de alteraciones en este órgano. Envejecimiento cutáneo. Pérdida de hidratación y elasticidad El envejecimiento de la piel se ha convertido en una preocupación recurrente incluso para las personas más jóvenes, principalmente debido al aumento de la espe- ranza de vida. En este contexto, el uso de nutricosmé- ticos, como el colágeno, ha aumentado en los últimos años. Con el paso de la edad, la red de fibras del colágeno dérmico se fragmenta cada vez más (es decir, presenta fibras más cortas y menos organizadas que se acumulan como varios fragmentos de colágeno degradado). Además, el envejecimiento también aumenta la gene- ración de metaloproteinasas, que son enzimas que degradan las fibras de colágeno, disminuyendo así la síntesis de nuevos componentes de la matriz extrace- lular. Esto produce una reducción de volumen, pérdida de elasticidad, disminución del grosor epidérmico, aumento de arrugas y disminución de la capacidad para retener la humedad a través de la piel, debido a la dismi- nución del ácido hialurónico en la matriz extracelular. Fotodaño agudo y fotoenvejecimiento Los rayos ultravioletas (UV), cuando impactan en la piel, ayudan a la síntesis de vitamina D, pero al mismo tiempo tienen el potencial de dañar las células y los componentes extracelulares de la piel debido a la generación de radi- cales libres que se producen cuando se absorbe la energía luminosa. La piel tiene sistemas antioxidantes endó- genos para combatir este daño oxidativo y reparar las proteínas (la más importante el colágeno), pero una expo- sición excesiva y repetida sin protección adecuada puede agotar la respuesta antioxidante, provocando daños en el colágeno y el tejido conectivo a corto y largo plazo. Las quemaduras solares son la forma más común de fotodaño agudo. El daño causado por la exposición exce- 50 octubre 2022 – el farmacéutico n.o 614