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tendencias «La FIP es un facilitador; disponemos de una gran cantidad de información procedente de nuestras organizaciones miembros, y tenemos la capacidad para utilizarla en su nombre con el objetivo de elaborar informes y recursos que las ayuden» la profesión en el sentido de que la hace menos visible para los pacientes y otros profesionales sanitarios? —Esta es una muy buena pregunta que la farmacia debe abordar. Con el avance de la tecnología digital, lo que las farmacias pueden hacer aumentará de forma especta- cular. La información compartida desde una base de da- tos común permitirá a las farmacias implicarse mucho más en la gestión de la medicación y del estado de la en- fermedad. El acceso remoto a los farmacéuticos o a la medicación sin la participación directa de un farmacéu- tico supone un riesgo, no es la mejor práctica, y siempre debemos luchar o abogar por mantener la presencia y el papel del farmacéutico en el proceso de dispensación. La forma en que los farmacéuticos utilizan ese proceso de dispensación puede cambiar, pero es clave que un exper- to en medicamentos cumpla un papel integral en la en- trega de estos. Eso no es el límite de lo que podemos ha- cer, porque la tecnología facilitará que la mecánica de la dispensación se haga más fácilmente, pero la pericia del farmacéutico no está en la mecánica; su pericia está en saber lo que el medicamento puede hacer y cómo eso puede repercutir en el paciente, y esa participación es fundamental. —¿Cree que los farmacéuticos seguirán existiendo den- tro de veinte años? ¿Qué tres cosas cree que debería- mos cambiar en la profesión para estar mejor equipa- dos, es decir, para llegar a ser los farmacéuticos de los que habla dentro de veinte años? —Creo que dentro de veinte años la farmacia será algo di- ferente a como es hoy. Basta con mirar cómo era la far- macia hace veinte o veinticinco años, antes de la infor- matización. Pero si nos centramos en dónde estaremos, creo que habrá farmacéuticos comunitarios en las con- sultas comunitarias, estarán en consultas de medicina general, asistiendo en medicina general. Tal vez estén vinculados a la farmacia comunitaria local. Asistirán co- mo expertos en medicina para interpretar la información que se compartirá. Creo que la farmacia comunitaria di- vergirá. Puede que algunos farmacéuticos quieran man- tener un modelo de negocio muy comercial y no centrar- se en los servicios profesionales, pero creo que las verdaderas farmacias del futuro se adaptarán a la tecno- logía, adoptando nuevas oportunidades con respecto a la gestión del estado de la enfermedad y la atención al pa- ciente. Una parte de eso puede hacerse en casa; de he- cho, gran parte podrá hacerse en casa; gestionar los es- tados de enfermedad de las personas, gestionar su medicación y otros servicios podrán hacerse en casa. La farmacia del futuro puede contar con farmacéuticos de consultorio móviles que trabajen en su comunidad, cola- borando con los médicos de cabecera, pero utilizando la tecnología para que sea eficiente. Siempre habrá un com- ponente de provisión, pero si confiamos en que solo la provisión nos bastará para alcanzar el año 2035 o 2040, la farmacia tal y como hoy la conocemos desaparecerá. Somos mejores que eso, podemos hacer más que eso, y tenemos la experiencia y la capacidad para hacer mucho más. Tengo la esperanza de que, con el apoyo de la FIP a todas sus organizaciones miembros, la farmacia del fu- turo será muy diferente a la actual. Aunque seguiremos disfrutando de todas nuestras capacidades, nos veremos mucho más involucrados en el panorama de la atención sanitaria primaria, prestando servicios, ofreciendo resul- tados sanitarios, gestionando el estado de la enfermedad y la información digital. l noviembre 2022 – el farmacéutico n.o 615 15