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«Su singularidad como
escritor, farmacéutico, investigador, humanista, activista y persona, hace que su nombre y su obra se conviertan en un ejemplo para todos»
Manuela Plasencia Cano
Tesorera de AEFLA
Con firma
Raúl Guerra Garrido, singularidad y compromiso
«¡Daos prisa!». Esas fueron las últimas palabras que escuché del insigne hom- bre al que prometí que haríamos un homenaje para celebrar que en el año 2023 se cumplen los cincuenta años de existencia de nuestra Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes (AEFLA) con él como fundador y presi- dente.
Pues hemos llegado tarde. Raúl Guerra Garrido se ha ido en busca de otros temas para escribir sus novelas y no va a volver. Atrás quedan el atentado a su farmacia (2000), tener que llevar escolta, el Premio Nadal (1976), el Premio Na- cional de las Letras Españolas (2006), el Premio Planeta (1983), Farmacéutico del Año (2001), un centenar de tesis doctorales sobre su figura y obra, una pro- ducción importante de novelas y ensayos, la «Tertulia de rebotica» editada por El Farmacéutico, con más de 400 artículos suyos publicados en su día para no olvidar sus orígenes como farmacéutico en San Sebastián; y lo que creo que fue un verdadero y especial honor para él: recibir de manos de la ministra Ce- laá la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio en la Diputación Foral de Gipuzkoa (2019), por iniciativa de Denis Itxaso y con la intervención de Fernan- do Aramburu.
Yo no sé cómo serán otros famosos escritores, pero desde luego Raúl era un hombre octogenario ingenioso, pero sobre todo divertido. Al poco tiempo de conocerlo me hizo un regalo inesperado: era un libro, y me pareció normal y oportuno, pero no era suyo sino de José Luis Urreiztieta, titulado Las tertulias de rebotica en España: siglo XVIII - siglo XX —una joya—. Era muy aficionado a los juegos de palabras, de tal manera que con otros colegas, como Pedro Ma- lo, se referían a la AEFLA como LAFEA, y a todo le daban vueltas hasta encon- trar una versión burlona. ¡Qué puedes esperar de un hombre al que se le ocu- rrió escribir un ensayo titulado Un morroi chino con un higo en la coleta! En otra ocasión me contó un episodio muy ocurrente que le ocurrió en la Feria del Li- bro de Madrid, cuando una mujer de cierta edad se le acercó absolutamente entregada y le pidió que le firmara un ejemplar de su libro; cuando vio que el autor era otro, no dudó en firmarlo en su nombre para no decepcionarla. ¡Qué considerado!
Su trayectoria siempre comprometida con las libertades, en plena etapa de terrorismo en Euskadi, sufriendo en su propia vida las inclemencias de la vio- lencia, y su singularidad como escritor, farmacéutico, investigador, humanis- ta, activista y persona, hacen que su nombre y su obra se conviertan en un ejemplo para todos.
Me siento unida a Raúl por los cuatro costados: primero, porque soy cace- reña; segundo, porque los mejores años de mi vida los pasé en tierras ber- cianas de León; tercero, porque estudié en Madrid, en la Universidad Com- plutense, aunque veinte años después; y cuarto, porque San Sebastián es mi ciudad favorita. Y como anillo de oro que nos une: los dos nos enamoramos de la AEFLA. l
enero 2023 – el farmacéutico n.o 617 9