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Entrevista más seguidores que otro no significa que lo haga mejor; simplemente cada farmacéutico tiene los seguidores que se adecuan mejor a su mensaje y a su forma de transmitirlo. –Todo surge de forma natural... –Sí, porque la gente se ve identificada contigo por cómo hablas, por lo que cuentas... Si, por ejemplo, empiezas a hablar de niños, está claro que tendrás un público muy concreto. De hecho, si miras las estadísticas ves que tu público es bastante fiel a tu edad. En una ocasión estu- vimos con varias farmacias estudiando si el hecho de que el titular fuera hombre o mujer hacía que llegaran a un público más masculino o femenino, y vimos que sí era así, es decir, cuando en el equipo hay miembros mascu- linos llegas a un público mucho más masculino. Esta conclusión me pareció muy interesante. –Me gustaría terminar hablando de su faceta como far- macéutica comunitaria. Ha trabajado en España y en el Reino Unido. Cuéntenos su experiencia. –En Inglaterra trabajé tanto en farmacias independientes como en cadenas; de hecho, trabajé en Alliance —cuan- do no estaba unida a Boots— y en Boots. Era totalmente diferente a lo que vemos aquí. Allí iba a la farmacia con miedo a trabajar porque si te equivocas puedes perder la «placa»; por ejemplo, por dispensar sin receta un medi- camento que la requiere puedes perder tu registro y que- darte sin poder trabajar durante un tiempo; eso me mar- có muchísimo. Trabajábamos con protocolos, y tenías muy claro lo que tenías que hacer y podías recomendar y vender. Recuerdo una farmacia en concreto en la que el jefe de la tienda, el store manager, nos decía: «Cuando te pidan marca, tú siempre cambias por marca propia, por- que nuestro objetivo es que todo lo que te pidan de mar- ca sea de marca blanca. De esa manera vamos a mejorar nuestro bonus». También recuerdo que en las grandes farmacias a veces hacían controles y te revisaban el bol- so para ver si habías robado algo. Además he trabajado en farmacias en las que podías dispensar recetas priva- das pero no podías dispensar recetas a cargo de la Segu- ridad Social; y en farmacias en las que igual solo he ven- dido al día tres productos de medicamentos y en otras que eran las de mayor facturación en Londres. He vivido momentos de máximo estrés y otros de relajación total. También he trabajado en farmacias en las que he atendi- do a famosos, y en otras muy duras en las que he vendido metadona y me he tenido que encerrar en una sala con alguien para ver cómo consumía el estupefaciente delan- te de mí. Fue una experiencia muy enriquecedora. De he- cho, al volver, diseñé un programa informático que vendí al cabo de un tiempo. –Aquí, siempre que se habla de la farmacia española se dice que es muy avanzada. ¿Realmente lo vive así? –Es diferente. Yo creo que es una farmacia mucho más humana. En Londres existen muchos protocolos, son mu- cho más estrictos. Aquí somos mucho más tranquilos, no estamos tan pendientes de la normativa, quizá porque no se aplica de una manera tan estricta como allí. –En cualquier caso, en los últimos años la farmacia ha cambiado mucho en España. ¿Cómo la ve de aquí a, por ejemplo, veinte años? –Lo que ha cambiado muchísimo es el consumidor. La gente mayor siempre ha seguido una misma tónica: ne- cesitan mucha ayuda y te consultan muchas cosas. Al principio incluso me tocaba leer cartas del gas porque había gente que no sabía leer; pero ahora esto ya casi no pasa, al menos en Barcelona. La gente es más autosufi- ciente y, por ejemplo, las consultas que antes le hacían al farmacéutico las hacen ahora en las redes sociales o en Google antes de venir a la farmacia. En ocasiones les haces una propuesta y te responden que lo mirarán en Internet o, incluso, te dicen directamente que lo com- prarán en Internet o te responden que se van a fiar de ti, aunque no lo tengan muy claro. Creo que esta tendencia del «lo voy a consultar en Internet» va a ser un hándicap muy grande para la farmacia y que afectará a nivel eco- nómico. El margen de los medicamentos cada vez es más pequeño y la farmacia tiene que subsistir gracias a otras categorías, como la parafarmacia; pero en la para- farmacia, si entras en la guerra de precios de Internet, tienes un problema muy grande. La farmacia va a tener que buscar nuevas vías: consultas online con médicos, recetas online... Es decir, va a tener que digitalizarse aún más, como ya pasa en el extranjero. De todas formas, lo que también va a ser muy importante es que las farma- cias no pierdan su esencia. La farmacia que apueste por la humanidad, por dar mucho servicio profesional y mu- cho consejo, va a seguir haciéndolo muy bien y le va a ir muy bien. La farmacia tiene que darse valor, que es algo que creo que no ha hecho durante muchos años. Ahora, con las redes sociales parece que el farmacéutico está más presente, y eso es muy bueno para la profesión por- que le da mucha visibilidad. Pero no niego que va a ser complicado, muy complicado si no se ofrece valor aña- dido en cada dispensación. l 22 septiembre 2022 – el farmacéutico n.o 613