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Maneras de vivir  La farmacéutica que fue la primera doctora en Farmacia de España Uno de los logros de la mujer a lo largo del siglo XX ha sido su plena incorporación a la esfera pública en todas sus vertientes, entre ellas el acceso a la Universidad. El 8 de marzo de 1910, se aprobó en España una Real Orden que eliminó la ne- cesidad de que las mujeres necesitaran una autorización ministerial para asistir como alumnas oficiales a las clases impartidas en la Universidad. Hasta enton- ces, solo podían ser inscritas como alumnas no oficiales; es decir, debían prepa- rarse de forma privada y acudir a la universidad solo los días en que se celebraran los exámenes de las asignaturas. Asimismo, y tras la mencionada autorización ministerial, debían ir acompañadas hasta las aulas y sentarse en un lugar especial al lado del profesor. Todo ello tras superar múltiples barreras sociales, que se ven- cían gracias a su tenacidad personal y a los apoyos de los entornos familiares. En este contexto, nace en Lleida, en febrero de 1894, Zoe Rosinach Pedrol, en el seno de una familia liberal, progresista y culta que no dudó en proporcionar estudios universitarios a sus dos hijas. Tras superar el bachillerato en el Insti- tuto de Lleida, Zoe comenzó en 1913 los estudios de Farmacia en la Universidad de Barcelona. En los siguientes años, aprobó todas las asignaturas con exce- lente o matrícula de honor, a excepción de la asignatura de Análisis Químico de- bido a la negativa del catedrático a su aprobación por la única razón de su con- dición de mujer. La determinación de Zoe no le permitió rendirse ante tan injusta y cerril decisión: trasladó su matrícula a la Universidad Central de Madrid y terminó de forma brillante la licenciatura de Farmacia con las máximas califi- caciones académicas. Al terminar sus estudios, solicita y obtiene una plaza de investigadora en el Ins- tituto Nacional de Higiene Alfonso XIII de Madrid. El 17 de junio de 1920, defiende y aprueba con excelente unanimidad su tesis doctoral, dirigida por el doctor An- tonio Ruiz Falcó y que lleva por título: «Bacilos diftérico y pseudo diftérico. Críti- ca de los procedimientos empleados para su diferenciación y modificación intro- ducida al método de Coste, Troisier y Dauvergne», convirtiéndose así en la primera mujer en conseguir el título de Doctora en Farmacia en nuestro país. Pero Zoe Rosinach también representa a la mujer comprometida de su épo- ca. Ese mismo año, fue nombrada primera secretaria de la Juventud Universi- taria Femenina, una organización creada en 1919 y cuyos objetivos eran exigir la igualdad de oportunidades para las mujeres en los espacios académicos, y di- fundir nuevos modelos de identidad basados en el reconocimiento de la autori- dad femenina en los ámbitos científico e intelectual. Su vida profesional y personal, ya en la convulsa década de 1930 de nuestro país y que también la afectó en su entorno familiar más directo, la llevó a ejer- cer como farmacéutica en la localidad turolense de Albalate del Arzobispo des- de 1932 y, posteriormente, a partir de 1938, en la ciudad de Zaragoza, hasta su fallecimiento en el año 1973. La biografía de Zoe Rosinach Pedrol representa el símbolo de una mujer te- naz, inteligente y comprometida como agente de transformación social en una época aún dominada por la intolerancia e intransigencia hacia los plenos derechos de la mujer. Su valía científica y profesional debe ser recordada, no solo por el hito histórico de su doctorado, sino también por ser ejemplo del triun- fo de la razón ante el fanatismo y la ignorancia. l septiembre 2022 – el farmacéutico n.o 613 57 


































































































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