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Claves en dermofarmacia
«Para elegir el cosmético idóneo debemos centrar la atención en la edad del paciente/cliente, la tipología cutánea, el estado fisiológico en el que se encuentra, así como en los factores externos que podrían afectar a la elección»
para el cuidado de la piel del bebé, pues restringen la concentración de perfumes, alcohol o determinados conservantes que pueden resultar irritantes para su piel, como propilenglicol (en concentraciones mayores al 5 %), lauril sulfato sódico (SLS), lauret sulfato de so- dio (SLES), lauret sulfato de amonio y metilisotiazoli- nona. Los fotoprotectores se recomiendan a partir de los seis meses de edad —ya que antes no se aconseja la exposición solar directa— con filtros físicos o mine- rales.
Los cosméticos utilizados en la piel del niño deberán seguir las mismas recomendaciones citadas anterior- mente. Con el paso de los años, las capas de la piel ad- quieren grosor y van aumentando su composición en lí- pidos y aminoácidos para crear una barrera protectora madura, pero la piel aún no está preparada para el uso de los cosméticos indicados en la piel adulta.
El 80 % de los adolescentes padecen acné debido al desequilibrio en la producción de las hormonas andro- génicas y estrogénicas, lo que conlleva la aparición de hiperseborrea, queratinización y proliferación bacteria- na. La elección de los cosméticos en esta etapa debe ser oil free (libres de aceites), serán no comedogénicos —la comedogenia es la capacidad que tiene un cosmé- tico para producir comedones en la piel, y dependerá de la concentración del ingrediente cosmético en el pro- ducto terminado, de la posible interacción de unos in- gredientes con otros que promuevan su comedogenici- dad, y del tiempo de permanencia del producto sobre la piel—, y tendrán un pH ácido para limitar la actividad pa- tógena del microorganismo Cutibacterium acnes (filoti- po 1A1).
En la edad adulta el objetivo personal es conseguir una piel que se mantenga sana y joven en el tiempo. La mayoría de los cosméticos elegidos centran su acción en el envejecimiento o en la aparición de manchas en la piel. En la juventud los mecanismos de reparación son rápidos y eficaces, pero a medida que envejecemos apa- rece pérdida de tejido conjuntivo; disminuyen los fibro- blastos (y con ello la síntesis de fibras de colágeno y elas- tina); la vascularización se enlentece; y hay retracción de la grasa facial, resorción de las estructuras óseas de sostén y debilitamiento de los ligamentos que sujetan los tejidos blandos. En definitiva, se invierte lo que co- nocemos como «triángulo de la belleza».
Tipología cutánea
Piel seca
Es aquella que se muestra tirante, irritada, descamada y enrojecida debido a una alteración de la función barre- ra, que la hace más permeable y vulnerable a las agre- siones del medio exterior. Al tacto es áspera y rugosa, y presenta falta de luminosidad. Los cosméticos de reco- mendación serán aquellos que mantengan la función ba- rrera y aporten un extra de hidratación con texturas nu- tritivas. La limpieza deberá ser sin aclarado y con jabones adaptados.
Piel grasa
Se caracteriza por poros visibles, un exceso de brillos y un aspecto untuoso. Presenta hiperseborrea e hiper- queratinización, y generalmente falta de hidratación. Su limpieza debe incluir aclarado y hacerse con productos con un pH ácido. Se recomendarán cosméticos matifi- cantes, seborreguladores, queratolíticos, oil free y no comedogéncos, que consigan aportar con texturas li- geras (gel/cremigel) un tono homogéneo a la piel.
Piel mixta
Se localiza en las zonas centrales del rostro —frente, na- riz y mentón— que son grasas (zona T). Los cosméticos recomendados serán los mismos que para la piel grasa de las zonas centrales y los mismos que para la piel se- ca en las zonas externas. En caso de tener que decan- tarnos por una recomendación única, lo haríamos por la de piel grasa, ya que se puede considerar un tipo de va- riante de esta.
Exposoma
El exposoma es la suma de los factores medioambien- tales que afectan a la salud de nuestra piel y, por tanto, debemos tenerlos en cuenta a la hora de la recomenda- ción cosmética.
El hecho de que la piel esté en continua exposición al exterior y de que sea el órgano más visible de nuestro cuerpo hace que el deterioro sea más evidente a una edad temprana que en el resto de nuestros órganos. Los signos visibles del envejecimiento comienzan a apare- cer alrededor de los treinta años, pero se pueden mani- festar incluso antes en personas cuya salud y su piel han sido castigadas por un estilo de vida perjudicial.
24 enero 2023 – el farmacéutico n.o 617