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tendencias   «Las redes sociales se deben incorporar en las tareas de la farmacia, pero mientras el farmacéutico no entienda que cuestan tiempo y dinero, estamos perdidos» —Cuando un compañero le pregunta cómo puede em- pezar en esto de las redes sociales, ¿qué le aconseja? —Que se forme. Yo empecé de una manera autodidacta, y no es que me enorgullezca de ello, pero tampoco había mucha formación, y menos a nivel sanitario. Algunos me- dios ofrecían cursos, pero muy pocos, y desde luego lo que no había era una red como la de ahora. Formarse es básico. Un buen ejemplo de esta necesidad es lo que me ocurrió en 2016: aquel año mi blog duplicó visitas, pero no me enteré de que Google había hecho un cambio en el al- goritmo, y por no tener la plantilla que se necesitaba en aquel momento mi tráfico cayó a la mitad después de ha- ber estado dos años picando piedra. Me costó otro año volver a recuperar ese tráfico, y todo por un fallo mío, por no estar actualizada y por no estar pendiente de los cam- bios del algoritmo, o por no trabajar con especialistas que pudieran asesorarme bien. La formación es, pues, superimportante, y luego tener esa red, esa comunicación, esas sinergias. En 2015, cuan- do empecé, fui a mi primer Infarma y en la cena de gala coincidí con Inma Riu y Gema Herrerías, que ya llevaban tiempo en este mundillo. También conocí al presidente de un colegio de farmacéuticos, que meses después me invitó a que fuera a su colegio farmacéutico a dar una charla. Si aquel día yo me hubiera ido a mi hotel o si ellas no hubieran tenido la generosidad de invitarme a la fies- ta, no hubiera tenido lugar todo lo que ha sucedido luego. Ahora mismo, con las redes sociales, con Instagram, es muy fácil hacer contactos, conectarnos con otros. Ha- ce poco, por ejemplo, en el congreso de Sevilla se pre- sentó un decálogo con muchos farmacéuticos, y hoy día tenemos muy buena relación entre nosotros. Es funda- mental hacer sinergias, tenemos que ir de la mano, siem- pre y cuando alguien no sea un outsider y lleve un mensa- je que no sea científico. Mientras los mensajes estén alineados, todos juntos tenemos mucha más potencia, y no somos competencia, sino compañeros. A quien no en- tienda esto le irá peor. De lo que más orgullosa estoy es de mis compañeros; se podría pensar que son mi com- petencia, que hay cierta rivalidad entre nosotros, pero la realidad es que son los profesionales con los que más tra- bajo, con los que saco proyectos adelante y con los que me voy de vacaciones. Eso es lo más bonito. —¿En qué red social se encuentra más cómoda? —Empecé siendo tuitera hasta la médula. Había una co- munidad de farmatuiteros, y es que Twitter es una red so- cial fantástica porque permite interactuar mucho. La- mentablemente, con el tiempo, esa facilidad de interactuar se volvió en contra porque, claro, con tanta interacción, había que interaccionar para lo bueno y para lo malo. Aquella comunidad fantástica de farmatuiteros desapareció, porque empezaron las luchas, los ataques gratuitos, las cuentas anónimas, el «haterismo», y la gen- te se trasladó a Instagram, pero somos los mismos. Lo que pasa es que Instagram es una red social que por su estructura no permite que el odio sea tan visible, porque en Instagram tú puedes dejar un comentario pero ese co- mentario se queda enterrado, no lo van a ver todos, como en Twitter. En Instagram, para repostear tienes que ha- cer un pantallazo y subirlo, es mucho más complicado, fa- vorece menos la comunicación entre profesionales, pero es una red mucho más tranquila, donde no se respira ese odio o, por lo menos, cuando hay odio, no se potencia. Continúo en Twitter y me interesa mucho como red pro- fesional. Sigo a muchísimos profesionales para recibir in- diciembre 2022 – el farmacéutico n.o 616 17  


































































































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